Fulgencio Batista (El Presidente Brujo)

El Rey negro, el Brujo, Fulgencio Batista y el Comandante de la revolución René Vallejo

Esta es una de esas historias que viene de la noche del tiempo y ha trancurrido durante siglos de en la isla de Cuba. Uno de esos misterios que parece salido de Las Mil y Una Noche, tanto su trayectoria es rocambolesca e incoherente.

El SIETE RAYOS es una prenda de los paleros que está destinada al resguardo del propietario, una especie de escudo invisible que impide todo mal a sus propietarios. La “PRENDA” se confeciona con tierra del cementerio, huesos de muertos y para que tenga fuerza es mejor introducir partes del cerebro de alguien asesinado, suicidado o loco. El Siete Rayos es la defensa y el instrumento de ataque de los paleros cuando están en guerra.

Se trata de un clavo gigantesco de 50 cm. a un metro; en la parte superior una cabeza formada de un cilidro de hierro poco más grande que una lata de leche condensada, donde se le da forma de una cabeza humana con ojos y boca, formada por caracoles. En el interior está repleta de pedazos de palo de diferentes especies, con huesos, pedazos de cerebro etc. (como lo descrbí más arriba).

El Siete Rayos de esta historia, por lo menos data de la época de la Colonia. Al parecer un rey negro capturado como esclavo, o quizás un potente brujo, que no se resignó a ser esclavo.

En la antigua provincia de Las Villas, los negros esclavos que se escapaban de las plantaciones de caña, se convertían en cimarrones y eran víctimas de los rancheadores, especie de cazadores que eran pagados por capturar los fugitivos que se agrupaban en los llamados “palenques”.

Algunos de estos palenques fueron famosos ya que nunca se logró descubrir su emplazamiento; este fué el caso de un palenque en pleno corazón del Escambray en plena Sierra.

Se rumoraba que nunca lo habían descubierto ya que tenía un potente “Siete Rayos” que protegía a la comunidad.

Al final de la Guerra con la Indepencia, los palenques fueron disueltos y el Siete Rayos en cuestión fué a parar a las manos de un palero famoso de la ciudad de Trinidad.

Fulgencio Batista, que era adepto de la Santería, tenía su ‘madre de santo’ en Trinidad, una tal Maria, sin que yo recuerde el apellido (seguro que algunos viejos del Exilio conocen el nombre completo). Cuando la revolución del 33, cuando Batista despega como hombre fuerte, una de las primeras cosas que hizo fué asegurarse de su protección mediante la Santería. Su famosa santera le aconsejó que debía adquirir para su resguardo el renombrado Siete Rayos que estaba en las manos del palero de Trinidad. Después de una difícil discusión sobre el precio, finalmente, Batista adquirió el objeto de tanta codicia. Todos los años se le sacrificaba un toro y se vertía la sangre sobre la prenda para que tuviera fuerza para proteger y luchar contra los enemigos.

Batista tenía un hermano que era Babalawo (sacerdote de Santería); en 1950 la prenda estaba muy deteriorada y si no se restauraba, la corrosión y el tiempo terminarían por destruirla. Batista envió a su hermano Hermelindo Batista al Congo Belga, para que los paleros africanos restauraran la prenda y la cargaran de fluidos mágicos de nuevo.

Fué una restauración total en la que cambiaron las partes metálicas, pero guardaron los caracoles y collares iniciales. Es posible que el palero de Trinidad haya modificado algo, lo que representaría dos estratos de civilización de distintas épocas concentrados en el Siete Rayos.

Cuando el Asalto al Palacio Presidencial por el Directorio Revolucionario (DR) y la Organizacion Auntentica (OA) ,Batista escapó de milagro por una puerta lateral y según algunos paleros de la época, la prenda le había avisado que corría peligro y que hiciera una salida de emergencia en caso de ataque. Cierto o leyenda, en círculos de santería y de los paleros se hablaba de esta prenda mágica.

Batista abandona el país, en su corre-corre olvida en su propiedad de Kuquine el Siete Rayos que estaba clavado detrás de la puerta de entrada. Cuando los miembros del Ejército Rebelde saquearon Kuquine, alguno de los rebeldes que era santero reconoció el objeto y se lo llevó.

Desde el exilio Batista intentó ofrecer una recompensa a quien le restituyera la prenda y se habló de cientos de miles de dólares; el tipo de verdad que estaba dispuesto a pagar lo que fuera por el Siete Rayos.

RENE VALLEJO/COMANDANTE DE LA REVOLUCION/MEDICO DE FIDEL CASTRO/ ESPIRITISTA Y PALERO

Si Batista intentó desde el exilio recuperar su prenda, en Cuba Vallejo también se puso a la caza del objeto y con todas las intenciones de encontrarlo. Después de una investigación y búsqueda digna de una novela de Sherlok Holmes,Vallejo logró meter la mano sobre la pieza que pagó a precio de oro. Para él, palero emérito, esto representaba uno de los objetos de mayor valor que existieran.

Gran brujo o Rey negro, dictador Batista o Comandante de la revolución con sus etapas desconocidas sin saber en manos de quién estuvo este ídolo, no deja de ser una curiosidad que forma parte de nuestra historia de una manera u otra y reafirma nuestras raíces africanas en una nación mestiza, en donde Santa Bárbara es también Changó.

http://noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=673265&sid=f6471837de4a786f75a37e0a76880c6f

Los comentarios están cerrados.